BOLETÍN OFICIAL 518

29 de octubre de 2020

Quito, Ecuador- Con la pandemia por la COVID-19, el uso de herramientas tecnológicas para el ejercicio del teletrabajo o la teleducación se han vuelto imprescindibles para mantener la denominada nueva normalidad. Sin embargo, a la par de esta, ha aparecido una ‘tendencia’ de intrusión que atenta a la dignidad de las personas, especialmente, de niñas, niños y adolescentes.

En casos más dramáticos, las plataformas usadas para la teleeducación han contado varias historias de hackeo y ante las denuncias de interrupción de las videoconferencias (clases) con imágenes de contenido sexual ha obligado los creadores de estas mejorar sus sistemas de seguridad.

Pero mientras esto ocurre, son los administradores de las sesiones, quienes también deben conocer qué hacer cuando estos ataques sucedan.

Para la directora nacional de Registro de Datos Públicos (Dinardap), Lorena Naranjo Godoy, para enfrentar a lo que ahora denominamos zoombombing, se precisa entender que la tecnología es una herramienta valiosa pero que para su buen uso se precisa que el docente o tutor tenga los elementos precisos para guiar a su alumnado.

Es por ello necesario que el adulto (guía de estas sesiones) emplee un ID por reunión. Además, que entre las medidas de seguridad pongan a los asistentes en “sala de espera” para así controlar a quien ingresa.

En entrevista con los medios digitales, La Nota en Línea y Crónica y Noticias, indicó que existen varias opciones que permiten al administrador tener la potestad de habilitar y deshabilitar opciones de seguridad. Así una vez iniciada la reunión con los presentes se puede cerrar la reunión.

Sin embargo, indicó, que si pese a tomarse las medidas preventivas, la intromisión al aula se genera, es preciso suspender o cancelar la clase por completo, y luego en una nueva sesión, conversar con sus estudiantes, explorar sus emociones y explicarles lo sucedido de manera clara y directa. /DCS